Radio am en zona rural

El silencio de la onda media: lo que perdemos cuando desaparece la AM

Radio Nacional de España ha anunciado el cese de sus emisiones en onda media (AM) a finales de 2025.  Para muchos será una noticia menor. Para otros —aficionados, técnicos, oyentes del medio rural y amantes de la radio— supone la pérdida de una parte esencial de nuestro patrimonio tecnológico, cultural y social.

La onda media no es solo una tecnología “antigua”. Durante décadas fue el sistema de radiodifusión más robusto y universal, capaz de cubrir grandes extensiones de territorio con pocos emisores, llegar a zonas rurales y montañosas donde otras tecnologías nunca han tenido una cobertura fiable y funcionar incluso en situaciones de emergencia.

A diferencia de la FM o la radio digital DAB, la onda media no requiere una red densa de repetidores. Su propagación permite que una sola emisora cubra cientos de kilómetros, algo especialmente importante en:

  • Zonas rurales
  • Áreas de baja densidad de población
  • Regiones montañosas o aisladas

La realidad es que ni la FM ni el DAB llegan hoy de forma homogénea a todo el territorio. En muchas áreas rurales la recepción FM es deficiente o inexistente, y el DAB sigue siendo una tecnología con implantación limitada y desigual. Para miles de oyentes, la onda media ha sido —y sigue siendo— la única radio que se escucha con claridad.

Desde un punto de vista histórico, conviene recordar que la FM no llegó a España hasta los años 60. Antes de eso, toda la radiodifusión doméstica se hacía en onda media y onda larga. Esto significa que miles de radios de nuestros padres y abuelos, construidas con gran calidad y que aún hoy siguen funcionando perfectamente, nunca fueron diseñadas para FM.

Con el apagado de la AM, estos receptores —radios de válvulas, primeros transistores, radios de mueble y de sobremesa— quedarán silenciados para siempre, no por avería, sino por falta de señal. Aparatos pensados para durar décadas, reparables y plenamente operativos, pasarán a ser objetos mudos.

En Radioexperto vemos cada día radios de los años 30, 40, 50 y primeros 60 que, tras una restauración, vuelven a llenar una estancia de sonido. No se trata de nostalgia: es ingeniería sólida, eficiente y funcional, capaz de sobrevivir al paso del tiempo.

Entendemos la evolución tecnológica y los nuevos hábitos de consumo, pero el progreso no debería implicar el abandono total de una tecnología que sigue siendo útil, resiliente y accesible, especialmente para las zonas más despobladas y para las personas mayores.

La onda media no merece desaparecer en silencio. Merece, al menos, un debate público, una reflexión y quizá una presencia reducida pero estratégica, como ocurre en otros países, donde se mantiene como red de respaldo, servicio de emergencia o elemento cultural.

Porque una radio que aún puede escucharse…no debería apagarse para siempre.

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