Richard Feynman nobel en fisica

Richard Feynman: El Nobel de física que de niño “arreglaba las radios pensando”

En esta ocasión no vamos a hablar de pioneros o inventores de radios, pero si de un personaje clave en la historia de la humanidad , y vamos a desvelar su curiosidad y pasión por la reparación de radios antiguas.

Cuando se habla de Richard Feynman (1918–1988), la mayoría piensa en el físico brillante que ganó el Premio Nobel de Física en 1965 por sus aportes a la electrodinámica cuántica. También se le recuerda como un extraordinario profesor, divulgador y narrador de historias, capaz de explicar lo más complejo con una sonrisa y un dibujo improvisado en la pizarra.

Pero pocos saben que, mucho antes de la fama, Feynman fue un apasionado reparador de radios, que hemos podido leer en diferentes foros y en particular en un libro titulado "¿Está usted de broma, Sr. Feynman? Aventuras de un curioso personaje" que os animamos a leer.

Un niño con un improvisado laboratorio en casa

Con apenas once o doce años, Richard Feynman convirtió un viejo cajón de madera en su primer laboratorio. Entre baterías, lámparas, bobinas y algún que otro experimento -que acabó incendiando una papelera llena de periódicos-, desarrolló una curiosidad insaciable por entender cómo funcionaban las cosas.

Empezó con una fascinación por las radios de galena (las más sencillas) y pasaba las noches escuchando emisoras con auriculares, hasta que sus padres, al llegar tarde, le quitaban los cascos para que no durmiera con ellos puestos. Incluso inventó una alarma rudimentaria para su habitación que despertó a toda la casa la primera vez que funcionó.

Comprando chatarra para aprender

Feynman recorría traperías y chatarrerías buscando radios viejas. No tenía dinero, pero en aquella época las averías eran fáciles de identificar: un cable suelto, una bobina dañada… Poco a poco, empezó a enfrentarse a problemas más complejos, construyendo sus propias resistencias y aprendiendo a medir tensiones para diagnosticar fallos.

Un hallazgo memorable fue sintonizar desde su laboratorio una emisora de Schenectady, WGN, que emitía un programa popular una hora antes que en Nueva York. Esto le permitía “predecir” lo que iba a pasar delante de sus amigos, hasta que tuvo que confesar el truco.

El día que nació una leyenda

Durante la Gran Depresión, su fama local creció: cobraba mucho menos que un técnico profesional y no dudaba en trepar a los tejados para reparar antenas.

El episodio más famoso ocurrió cuando un cliente, escéptico por su juventud, le pidió revisar una radio que emitía un ruido insoportable al encenderse y luego, pasado un rato, funcionaba bien.

Feynman observó, reflexionó y concluyó que las válvulas no se calentaban en el orden correcto. Intercambió su posición… y el problema desapareció.

El cliente, asombrado, empezó a contarle a todo el mundo que aquel joven “arreglaba las radios pensando”.

Radios de otra época

Feynman recordaba que en aquellos tiempos las radios eran más fáciles de entender: todos los componentes estaban a la vista y etiquetados. Una simple inspección podía revelar una resistencia quemada o un condensador dañado por sobrecalentamiento. Y si no, siempre quedaba el voltímetro para comprobar tensiones.

Su persistencia era legendaria: una vez pasó toda una tarde buscando una resistencia defectuosa que no se veía a simple vista. Esa determinación, que él mismo relacionaba con su gusto por resolver acertijos, la aplicaría más tarde a la física teórica… y hasta a abrir cajas fuertes en el laboratorio de Los Álamos donde participo en el proyecto Manhattan que diseño la bomba atómica.

Fuentes: Richard P. Feynman, ¿Está usted de broma, Sr. Feynman? Aventuras de un curioso personaje

Publicado en Blog Radio, Diseñadores y etiquetado , .

2 Comentarios

  1. Un artículo precioso. Enhorabuena por esta magnífica web que tenéis, muy cuca e interesante. Y enhorabuena por el trabajo que hacéis. Para mí encender una radio antigua y ver como se ponen al rojo los filamentos y como las válvulas comienzan a crepitar y a reproducir la señal que va en la portadora es algo maravilloso. Tal vez por mis estudios, todo lo que sean radios y televisores antiguos me emocionan, aunque hoy en día la juventud desconozca como vivíamos hace 40 años. Es por éso por lo que vuestra labor vale doble, porque no podemos mejorar el presente si no conocemos el pasado. Un saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.