La reparación más emotiva.

“Entonces ¿el abuelo era pobre?” Esta fue la reacción de mis hijas cuando mi padre les empezó a contar cómo vivía de pequeño en su pueblo de Orense. Era una época difícil, durante la Guerra Civil. Los pueblos de Galicia, como otros muchos en toda España, vivían con escasez. Además, en España, fuera de las ciudades, había un retraso muy grande en cuanto a infraestructuras que hoy pensamos que son básicas. Si no había ni siquiera electricidad ¿Cómo se vivía?

Hoy, en pleno siglo XXI parece sorprendente que alguien tan cercano como mi padre haya vivido en primera persona la llegada a la vida cotidiana de cosas como la electricidad, la radio, una moto, el primer coche, la televisión… hasta llegar al día de hoy con un señor de 85 años que maneja (ya con cierta dificultad, es verdad) un iPad.

Aunque son muchas las historias que podría contar quiero centrarme, como es lógico, en el mundo de la radio. Creo que las historias que vivió mi padre y en las que descubrió el mundo de la radio han sido las que han despertado mi curiosidad por estos aparatos.

La galena. Los primeros años de la radio eran casi de “experimentación”. Había pocas emisoras y muy pocos aparatos de “uso familiar”. No olvidemos el detalle de que en los pueblos no existía electricidad. Así que, al igual que en otros países años antes, en los primeros años los jóvenes más inquietos hacían sus radios de galena: No era muy caro y sólo requería una piedra de galena y unos auriculares.

Poco a poco el gusanillo crecía. Y dentro de las posibilidades de cada uno, se intentaba tener un aparato con más posibilidades, con cierta amplificación para poder escuchar en familia la radio. Se hizo con una radio alimentaba con una batería realizada por un taller mecánico (y que destrozó el suelo con sus pérdidas de líquido). Pero la radio de la que estaba más orgulloso, y que supuso la primera radio de la familia, era una radio de kit.

¿radio de kit? Si. Hay que tener en cuenta que comprar una radio en aquella época podría suponer el salario de varios meses. La alternativa más económica era comprar un kit, una radio por piezas.

En el caso de mi padre, era “muy kit” porque recurrió a un carpintero para hacer la caja de madera, e incluso a un herrero para construir la placa de metal sobre la que instalar los componentes.

Aunque mi padre era “autodidacta”, se ayudó en Vigo de un experto (seguramente el que más sabía en aquel momento) para que le revisase la radio y le hiciese los ajustes finales. Este experto, fallecido recientemente a los 100 años era “Paco el alemán” todo un experto que vino tras la Segunda Guerra Mundial… habrá que contar en otro momento su historia que es interesante.

Bueno, pues hace unos meses, recuperé esa radio de unos parientes de mi padre. Tras muchos años en el olvido, estaba bastante deteriorada. Y con Carlos Saavedra, del equipo de Radioexperto.com pudimos ponerla otra vez en marcha.

Creemos que es de finales de los años 40 o inicios de los 1950. Más de 60 años.

Adjunto unas fotos del “antes y después”. Cada uno puede valorar su belleza. Para mi, por su valor sentimental, es la más bonita de mi colección.